Sin duda, es la era del “smart”. Pero no sólo tiene aplicación en el ámbito empresarial, con fenómenos como la transformación digital, sino que va mucho más allá. De hecho, son más las ciudades que apuestan por un modelo de smart cities, tratando de optimizar recursos y haciendo de la ciudad un ente mucho más inteligente, eficaz y moderno, gracias a procesos cada vez más tecnológicos e innovadores.
Un término cada vez más habitual es el de smart movility. Pero, ¿qué implica?
Smart Movility o movilidad inteligente | Cómo aplicar la Smart Movility en una ciudad
Smart Movility o movilidad inteligente
La smart movility o movilidad inteligente hace referencia a las políticas y acciones que tienen por objetivo favorecer la movilidad en las ciudades, para que ésta no suponga una traba en el día a día de los ciudadanos.
La smart movility apuesta por el establecimiento de estrategias eficaces en lo que al empleo de los medios de transporte dentro de la urbe se refiere.
El principal objetivo de la smart movility pasa por facilitar la movilidad a los usuarios, ya empleen la bicicleta, el coche o el transporte público. Y, ¿qué supone la movilidad inteligente en una ciudad?:
- Ahorro en costes económicos y ambientales.
- Ahorro en tiempo.
- Optimización de uso de recursos.
Sin embargo, el hecho de dotar de tecnología a una ciudad, no la convierte en una ciudad con movilidad inteligente. Sino que esa transformación pasa por el hecho de saber cómo emplear esa tecnología, saber marcar las pautas y planificar los recursos y procesos de tal forma que se aplique una estrategia sostenible y responsable con el medio ambiente.
¿Cómo aplicar la Smart Movility en una ciudad?
Toda ciudad que quiera apostar por este modelo de smart movility o movilidad inteligente, debe concienciarse y establecer prioridades en lo que se refiere a la reasignación de los recursos y establecimiento de prioridades entre los diferentes medios de transporte dentro de la urbe. Así, son tres los factores fundamentales a tener en cuenta en este fenómeno “smart”:
- Fomentar el empleo del transporte a pie, siendo el modo de desplazamiento más inteligente. Algunas empresas, por ejemplo, ya están ideando ascensores horizontales, no para emplearse en edificios, sino para que los peatones los empleen para desplazarse de forma horizontal en estaciones subterráneas u oficinas, por ejemplo.
- Apostar por la bicicleta como principal medio de transporte. Además de no ocupar apenas espacio urbano, permite el desplazamiento veloz, sin emisión alguna y, además, tiene una contaminación acústica muy escasa.
- El transporte privado (coches y motos particulares) pasaría a estar en la cola de los medios de transporte empleados por los ciudadanos. Y, caso de necesidad, los vehículos eléctricos tendrán gran protagonismo, con un impacto contaminante muchísimo menor.
Cada vez hay más conciencia por parte de la ciudadanía en lo que a la protección del medio ambiente se refiere. Por ello, es fundamental que las urbes den paso a la smart movility o movilidad inteligente como alternativa de transporte inmediata.